lunes, 22 de noviembre de 2010

Vocaciones

Un amigo argentino nos comenta que quiere dejar la residencia en tercer año. Que está muy decepcionado con todo lo que ve. Hace años cuando empecé a hacer la residencia recuerdo que pasé horas y horas entrando en las desaparecidas páginas de txorriherri. Estos tipos con su gran sentido del humor y sus finos análisis me alegraban y tranquilizaban los días de arrepentimiento y odio vocacional. Recuerdo además que les mandé algún mail y que me respondieron encantados invitandome a visitarlos cuando quisiera.

El caso es que todo esto me hizo pensar en torno a la vocación, si es que eso existe, y en especial  a la vocación psi. Como dice la mujer de Fernando Colina, los psiquiatras para ser psiquiatras tienen que tener "un punto". Esto del punto, hablando así llanamente, viene a ser cierta pedrada en la cabeza. No como para ingresar pero si para ser conocido por ciertas excentricidades y manías peculiares. Convengamos además que estas rarezas psi esconden  un deseo que tiene dos caras. Una es la de ayudar al otro con el simple empleo de la palabra y la otra es la de ayudarnos a nosotros mismos. Saber lo que hay que saber pero sin pasar por la casilla de salida, es decir, sin ser paciente. Porque ya nos apañamos  con nuestras peculiaridades y mejor aprender de los libros. Eso evidentemente tiene a veces un filo peligroso porque no dejamos de jugar con gente que sufre mucho y que a veces pone muchas espranzas en nosotros. Digamos que no podemos andar con medianías y deseos encubiertos.

Llegados a este punto se me ocurren varias conclusiones sobre la vocación psi.

1. Que es siempre sintomática , en el sentido mas psicoanalítico. Es decir, los psi no tienen una posición en la vida equiparable a ser charcutero. Con todos mis respetos al gremio de charcuteros, lo psi no es una opción vocacional intercambiable fácilmente con la de un comercial, un anestesista o un jardinero. Requiere de un deseo de saber un poco más allá de los discursos así como de cierta flexibilidad para el deseo del Otro (como dice Miller, en Introducción al método psicoanalítico).

2. Que si piensas que es como cualquier especialidad médica ya sabemos  donde vas a terminar. Sólo elige tus laboratorios de cabecera, cierra los ojos y por favor no intentes ser moderado, psicodinámico y eclecticista. Es peor. Es mejor ser biologicista honrado que andar liandola por ahí.

3.  Que tarde o tenprano hay que pasar por el diván. Aunque sea para un lavado y engrase.Es de vital imortancia, a mi entender, a  la hora de cuidar los jardines ajenos tener el tuyo apañado. No hace falta que vivas grandes dramas ni que escondas un síntoma horrible. Sólo visitar de vez en cuando un lugar para el descanso del guerrero donde por lo menos contar las cuitas de consulta y los atolladeros donde a veces nos metemos.

  En fin. Poesía en el jardín.