domingo, 13 de marzo de 2016

CulPPabilidad

Al margen de que todos seamos ETA, bolivarianos y bolcheviques se resbala sibilina una cuestión que trasciende a los ataques maniqueos y a los "yo no he sido" del PP. Y es la cosa de la culpa.




El PP como partido conservador que es utiliza los recursos obsesivos y retentivos del manejo de los conflictos. Aislamiento, rumiación, postergación etc. En cristiano: esto no existe, vamos a pensarlo, vamos a dejar pasar el tiempo, etc. Pero se palpa en el aire una culpa intangible, vacua y que no encuentra destinatario que la complete. "Son ovejas negras, "ánimo Luis", "el que lo haga mal se va", "Rita senadora". Si tomamos al PP como a un sujeto, en los últimos tiempos, se ve la clínica de un sujeto culposo, atemorizado que ha perdido su estilo y sus coordenadas de estabilización. Se sostiene en el narcisismo del votante vetusto y fiel y en las reverencias a un papá que no es otro que España, la iglesia y la casa real (cada vez más imaginaria). Aún así todavía exhibe su síntoma como si fuera un tic, un lapsus o un resfriado. Algo ajeno a su ser pero que cada vez que lo mira tiene una nueva metástasis. Es cuestión de tiempo la crisis de angustia de este sujeto. Vendrá dada de la retirada paulatina del electorado y de que alguno de sus bastiones le de un golpe. Mientras tanto el futuro está black y el tratamiento es un centrifugado de plasma (TV) de mentira.

jueves, 3 de marzo de 2016

LOS LAPSUS DE RAJOY


Hace relativamente poco, durante la campaña electoral escuchamos a Rajoy defendiéndose de las acusaciones de corrupción. Como es habitual cometió un lapsus. Algo sutil, nimio nada tan descarnado como las tormentas inconscientes que asolan a Cospedal.  Escribí en es momento esto:

- Rajoy al querer llamar ruin al madelman Sanchez dijo "Ruiz". Enmendó rápidamente y con gran vehemencia atacó a su oponente. No guiñó el ojo como hace cuando miente pero esa z intrusa le delató. Seguramente él no se considere corrupto, es más que posible que él no se haya llevado nada que no le pareciese habitual pero esa z delataba que algo sabe que no quiere saber y que algo ha pasado y no le gusta, Esa z pensamos en su día entonces ¿quién es? se podía pensar pensar en que es la z de Ruiz Gallardón, faraón del Madrid de las inversiones de Gürtel. O la z de Ruiz Canto, asesor de diputación nombrado de aquella manera. O cualquier Ruiz que tenga en mente y sea afiliado, asesor y/o tratante de sobres. Pero yo creo que no, esa z era la z del juez Ruz. Es z de Ruz y z de juez. Demasiado para un inconsciente frágil y maltratado como el de Rajoy. Y es que su tesis de defensa fue que el nunca había ido a un juzgado a declarar. Eso no sucedió en parte porque el juez Ruz "casualmente" fue sustituido en abril de la causa contra Bárcenas y compañía. Margen de tiempo perfecto además para que Rajoy llegase a las elecciones con su historial inmaculado. Pero Rajoy sabe que podía haber sido diferente, no digo que sea culpable (sino guiñaría el ojo), pero si que podía haber sido llamado a declarar. A declarar ante la doble z, el juez Ruz. - 

Hace dos días, otra vez señalado en el debate de investidura, Rajoy fue un paso más allá. Ya no es este galimatías de la z el ruin-ruiz, ni estos análisis que para los paganos del inconsciente son cosas de la fe, delirios rayando en la homeopatía. Rajoy dijo: 

-"Lo que nosotros hemos hecho, cosa que no hizo usted, es engañar a la gente"-

Es simplemente un no mal puesto pero de un calado estructural. Y otra vez al hilo de la verdad y de la mentira. Y es que Rajoy está llegando a una especie de límite inconsciente de tipo regresivo que recuerda al análisis que hacía Freud de los sueños infantiles. En el capítulo tercero de La interpretación de los sueños recuerda Freud el sueño de su hija Anna Freud. Esta, tras una severa dieta, había soñado con fresas y frambuesas las cuales eran una delicia para ella. Eran sueños que no tenían más interpretación que la obvia. Eran realizaciones de deseo. Son así los sueño infantiles. No hay trampa ni cartón ni metonimias, metáforas, ni ruin ni ruiz. Este último lapsus de un Rajoy agónico casi superviviente recuerda un poco a eso. No es estrictamente la realización de un deseo es más la pueril constatación de lo obvio.