sábado, 14 de abril de 2018

Psicoanalistas ordinarios

Qué interés puede tener un psicoanalista en diagnosticar cualquier rareza como psicosis. Ésta es una deriva actual. Bueno, en realidad es algo que se lleva haciendo desde los años 50 del siglo XX, por poner una fecha.
Estamos al corriente de los cambios sociales ocurridos durante el pasado siglo. Estos cambios influyeron, de alguna manera, en la subjetividad de la época. Así surgen los sujetos llamados narcisistas y los borderline por doquier. Es decir, ésta es la manera que tienen los psicoanalistas de llamar a los sujetos modernos tras la Segunda Guerra Mundial. Quién puede pensar que el tipo pasado de drogas de los años sesenta en Woodstock se pueda parecer al alto funcionario de la Viena de finales del siglo XIX.
Los tiempos cambian Sr. psicoanalista ordinario y usted tilda de psicótico aquello que no se adecua a sus esquemas clásicos de las neurosis. ¿Cuántos ingresos por crisis maniacas provocadas únicamente por antidepresivos conocía Freud? ¿Usted llama a eso psicosis? Entonces usted no conoce el mundo moderno, es usted un ordinario. O ¿cuántos sujetos palidecen en pesudomelancolías medicamentosas? Es más ¿cuántos sujetos son simplemnete subyugados por impenitentes horarios de trabajo sin cobijo sindical? Muchos de elllos se refugian en tatuajes, consumos bizarros y escentricidades bañadas de psicoestimulantes y psicodislépticos.
Los signos discretos, se lo digo, los detalles... ¡eso es el demonio! Efectivamente, usted sostiene que los locos antes del desencadenamiento presentan signos mínimos. Bien, pero sí usted lee en la historia de la clínica los casos de psicosis discretas entonces se dará cuenta que lo que llaman discreto, en realidad, estaban completamente enajenados. Lea usted a Sérieux y Capgras, por poner un ejemplo. Esos casos de discretos no tienen nada.Hay más distancia entre la psicosis ordinaria y la psicosis de toda la vida, que entre la psicosis ordinaria y la neurosis. ¿Por qué poner la frontera tan baja?
Es como con la diabetes. El ejemplo de enfermedad por excelencia. ¿Por qué? Pues porque depende de la cantidad de azúcar medible en sangre. Bueno, pues este nivel, está frontera entre lo que es diabetes y lo que no, ha ido variando con el tiempo. Esta variación ha obedecido a intereses farmacéuticos, entre otros.
Qué interés tiene usted, psicoanalista ordinario en llamar psicosis a los sujetos modernos. No se me ocurre otra cosa que el poner una distancia con sus pacientes, quizás también poner distancia con la realidad tan obsecna para con la teoría clásica. En definitiva la solución parece que es alejarlos. Tratarlos como diferentes. ¿No es la psicosis ordinaria una etiqueta para la segregación? ¿No parece a todas luces un llamado más del discurso de la homogenización de lo insoportable? Es más, en el otro lado de la balanza, se podría decir que la psiquiatría más ordinaria juega también a este maniqueo juego. Ese DSM V del que usted despotrica se pasea también por lo dimensional y habla ufano de "riesgo de psicosis" y utiliza en el colmo de la desgracias los mismos argumentos "discretos". Ambos, psiquiatra y psicoanalista ordinarios, meriendan los mismos bocadillos de nada.  Engordan sus textos con la ignorancia sobre la psicopatología clásica y además le añaden la salsa del absoluto desconocimennto de los efectos que produce el guiso de neoliberalismo que por otro lado tan lleno está de nada. Son por lo tanto psiquiatras y psicoanalsitas ordinarios productos de su tiempo, si bien del psicoanálisis algunos esperamos que sea capaz de trascender su tiempo como ya hiceron los maestros.

           Walter Michigan
           14 de abril de 2018

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