He estado este fin de semana en la
XII Conversación Clínica de la ELP en Barcelona. Osease 200 personas, o mas, escuchando a varios psicoanalistas hablando de como acaban las personas sus psicoanálisis. Hubo de todo como suele ser en este tipo de eventos. Pero remarcaré dos extremos. Por un lado una mujer Analista de la Escuela que con una honestidad imparable dio cuenta de su propia experiencia psicoanalítica. De como había pasado diez años de supuesto análisis finalizado con un ligero, podríamos decir "cabreo con la vida". Lo que ella denominaba como algo que no estaba resuelto. Valientemente en algún punto de todo esto fue capaz de darse cuenta, rectificar y volver al psicoanálisis para decir "oye esto era mentira". Mentira en el sentido de que le pesaban todavía algunas verdades familiares. Sinceramente me pareció sobrecogedor.
Por otro lado otro analista habló de un caso que, a mi entender, no era más que una persona normal con problemas normales de la vida. Un sujeto moderno como explicó. Una persona que fue a un analista con cierto desasiego, resolvió y luego se fue. No hubo psicoanálisis ni nada parecido. Muchos de los psiquiatras allí presentes reconocíamos ahí al 80% de las demandas que habitualmente asistimos. Para mi sorpresa otros vieron una psicosis encubierta (ya no se dice ordinaria) y algunos otros delirios más. Posiblemente a nivel estructural podría ser cualquier cosa, lo que estaba claro es que los psicoanalistas por fin ya atienden simplemente a gente que quiere hablar y punto.
En general estuvo bien. Siempre uno va a estas cosas con muchas expectativas y luego te quedas un poco perplejo. Según te separas del evento lo vas recordando con más gusto. Y además, por supuesto (y es lo mas importante), ves a los viejo amigos, te enseñan la ciudad, conoces gente nueva y te tomas unas cañas mientras tu chavala te susurra tiernamente al oido que somos todos una panda de freakies de cojones. Y no le falta razón.
PD Por lo menos he vuelto al blog.