viernes, 13 de agosto de 2010

Psiquiatras esos bio-tipos. (1)

El "protocolos"

Son esos compañeros de profesión atrapados por la sempiterna duda de qué coño estamos haciendo. Ante el vacío y lo personal de este trabajo y ante la avalancha de teorías psiquiátricas, se refugian en lo que debe ser. Que no es más que lo que dicen los protocolos. En vez de escuchar a los protolocos y otros protogonistas se esconden bajo un manto de papeles y guías que tienen la misma historia que un neonato y la misma cientificidad que la astrología. Pero eso sí, estos protocolos pintan bien, nadie te puede echar en cara que no has hecho lo que tenías que hacer. El protocolos normalmente es aburrido e inofensivo. Cuando te inventas algo o realizas una actividad terapéutica no protocolizada, si es un buen hombre, esbozará una sonrisa gozosa y te mirará como cuando de pequeño alguien hace una trastada y lo comparte con el empollón y este no dice nada y sonríe. Eso si, si está lleno de mala baba y su neurosis no termina de ser egosintónica intentará ponerte en evidencia o, peor incluso, darte docencia. Para colmo te tratará de bobo y te compadecerá por ser un soñador. En este formato es quizás de los más peligrosos porque este trato también lo dispensará a los pobres usuarios que acuden a consultarle.

Su aspecto suele ser traje corbata standard. Nada de colores estridentes o detalles personales. Maletín marrón de cuero (a veces negro en plan locura juvenil). bata impoluta y almidonada. Zapatos anodinos con calcetines de ejecutivo y medias normales de Gauss.

Sus hábitos son trabajar y cuidar de su familia. Suele ser buen compañero o intentar parecerlo, no fuma no bebe y folla los sábados y algún viernes loco. Una vez a la semana juega al padel con la misma gente. Nunca se mete en actividades de contacto personal y/o físico. Sueña con publicar en el Lancet y se pasa el día haciendo diapositivas para posibles comunicaciones. También espera que algún día los chistes le hagan gracia.


Sus pacientes habituales son oligofrénicos (son los únicos que obedecerán ciegamente sus protocolos) y madres desesperadas buscando directrices para poner en vereda a un hijo medio macarra.

4 comentarios:

  1. Cuanto tópico suelto, ¿no?. Por cierto, echar es sin hache y "sí" a veces lleva tilde y no, no soy un "protocolos"...creo que no.

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  2. Es genial la descripción del protocolos, su aspecto, sus deseos, lo que folla...

    Y es genial que un psicoanalista no se dé cuenta de lo que cuenta de si mismo al hablar de otros con más envidia que gracia ;)

    Te lo explicaré... Si el problema es su manera de trabajar y entender su papel en la salud mental ¿por qué pretendes insultarle en su vida personal? ¿Lacan no dice nada sobre esto?

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  3. Anna F. No sé lo que dice Lacan sobre insultar pero esta serie es más bien paródica. Nadie es así totalmente y como explico hay diferentes maneras de ser un protocolos. Lo único que puedo recriminar seriamente a los compañeros y a mi mismo es cuando nuestra neurosis personal interfiere en le trato con las personas. Si se usa en beneficio del otro da igual que seas protocolos, quejas o psiquiatra-torero.
    El resto de las interpretaciones es, como tu dices, lo que decimos de nosotros mismos al hablar.

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  4. Jjjjjj
    Convendrás conmigo Jony en que si lo que interfiere en el trato con los demás es la "neurosis" tampoco es tan malo... vamos... que podría ser peor... ;)

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