Hace relativamente poco, durante la campaña electoral escuchamos a Rajoy
defendiéndose de las acusaciones de corrupción. Como es habitual
cometió un lapsus. Algo sutil, nimio nada tan descarnado como las
tormentas inconscientes que asolan a Cospedal. Escribí en es momento esto:
- Rajoy al querer llamar ruin
al madelman Sanchez dijo "Ruiz". Enmendó rápidamente y
con gran vehemencia atacó a su oponente. No guiñó el ojo como hace
cuando miente pero esa z intrusa le delató. Seguramente él no se
considere corrupto, es más que posible que él no se haya llevado
nada que no le pareciese habitual pero esa z delataba que algo sabe que
no quiere saber y que algo ha pasado y no le gusta, Esa z pensamos en su día entonces
¿quién es? se podía pensar pensar en que es la z de Ruiz Gallardón,
faraón del Madrid de las inversiones de Gürtel. O la z de Ruiz
Canto, asesor de diputación nombrado de aquella manera. O cualquier
Ruiz que tenga en mente y sea afiliado, asesor y/o tratante de
sobres. Pero yo creo que no, esa z era la z del juez Ruz. Es z de Ruz
y z de juez. Demasiado para un inconsciente frágil y maltratado como
el de Rajoy. Y es que su tesis de defensa fue que el nunca había ido
a un juzgado a declarar. Eso no sucedió en parte porque el juez Ruz
"casualmente" fue sustituido en abril de la causa contra
Bárcenas y compañía. Margen de tiempo perfecto además para que
Rajoy llegase a las elecciones con su historial inmaculado. Pero
Rajoy sabe que podía haber sido diferente, no digo que sea culpable
(sino guiñaría el ojo), pero si que podía haber sido llamado a
declarar. A declarar ante la doble z, el juez Ruz. -
Hace dos días, otra vez señalado en el debate de investidura, Rajoy fue un paso más allá. Ya no es este galimatías de la z el ruin-ruiz, ni estos análisis que para los paganos del inconsciente son cosas de la fe, delirios rayando en la homeopatía. Rajoy dijo:
Es simplemente un no mal puesto pero de un calado estructural. Y otra vez al hilo de la verdad y de la mentira. Y es que Rajoy está llegando a una especie de límite inconsciente de tipo regresivo que recuerda al análisis que hacía Freud de los sueños infantiles. En el capítulo tercero de La interpretación de los sueños recuerda Freud el sueño de su hija Anna Freud. Esta, tras una severa dieta, había soñado con fresas y frambuesas las cuales eran una delicia para ella. Eran sueños que no tenían más interpretación que la obvia. Eran realizaciones de deseo. Son así los sueño infantiles. No hay trampa ni cartón ni metonimias, metáforas, ni ruin ni ruiz. Este último lapsus de un Rajoy agónico casi superviviente recuerda un poco a eso. No es estrictamente la realización de un deseo es más la pueril constatación de lo obvio.
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