sábado, 24 de abril de 2010

Principios de semiología 2

Es neurosis obsesiva cuando te cuentan la verdad pero no lo sienten.

viernes, 23 de abril de 2010

El Otro Gato



Podemos respirar tranquilos. Hoy un psiquiatra ha cogido un gato atrapado en la calle y se lo ha llevado a su casa. Ha sido nominado Giorgio porque hoy es el día de San Giorgio. Atrapado en un rosal en esta día ha sido nuestra psiquiatra quien le ha dicho: Giorgio hoy te libro de una flor. Nuestra psiquiatra ha explicado a los pacientes la circunstancia y les ha atendido con Giorgio en su regazo.
Esta psiquiatra no es otra que la musa de la Otra Psiquiatría
y es que mientras existan psiquiatras así perduraremos.

jueves, 22 de abril de 2010

Principios de semiología 1

"Es histeria cuando escuchas el ronroneo de cierta satisfacción dentro de una historia personal horripilante."

sábado, 17 de abril de 2010

Los miedos de los psiquiatras (o historia de las psicofobias)

Los psiquiatras, como todo el mundo, tienen sus miedos. Unos pertenecen a la esfera personal y forman parte de su neurosis (cuando no psicosis) individual de cada psiquiatra. Desde ahí no tiene sentido escribir sobre esos miedos dado el amplio espectro de psiquiatras y neuras que nos gobiernan. Pero hay otros miedos que forman parte del estamento. Que van con el traje. Miedos que se pasan de generación en (de)generación y forman parte incluso de los equipos asistenciales.

Son los miedos institucionales. Los miedos que bailan alrededor del otro que te mira. Desde hace un tiempo se ha instalado una especie de nueva moral psiquiátrica en los dispositivos de salud mental. De tal forma que las personas que pueden ser ingresadas o atendidas no son los ciudadanos que demandan atención psiquiátrica. Son sólo los elegidos con un diagnóstico soportable. Es decir,por ejemplo, todos los psiquiatras están de acuerdo en atender o ingresar a una depresión endógena mutista, hueca y pasiva. O ingresar de urgencia a un esquizofrénico disgregado traído por los pelos por una familia que lo cuida con mimo. Pero, ¡ay de esos neuróticos impertinentes! de esa gente demandante que no sabe lo que quiere y que se medio suicida o que toma drogas y además anda tirada por la calle. Esos están jodidos. En primer lugar porque corren el riesgo de que les caigan varias etiquetas que les cierran las puertas de la salud mental. A saber: trastorno de personalidad y/o caso social. Y segundo porque si no son atendidos por salud mental quién los va a atender.

Todos finalmente en algún momento u otro atendemos a estas personas que en su mayoría lo que hacen es sufrir denodadamente. Cuando lo hacemos hay varias miedos que sobrevuelan la cabeza de los psiquiatras. Uno es la mirada del otro. Ese compañero que ya te ha dicho que no hay nada que hacer. Por supuesto te lo ha dicho en un pasillo. Esto se habla y se rumorea pero nadie lo firma. Otro miedo es la asunción real de que no hay nada que hacer. Eso si, no hay nada que hacer como psicofarmacólogos. Pero esta gente lo que precisamente reclama en su mayoría es un uno que se atreva a hacer del Otro. Y claro cuando esto pasa, cuando hay un lazo con esta persona y el psiquiatra está implicado y es capaz de sostenerse en el papel de Otro, acechan de nuevo, nuevos miedos. ¿Qué hago yo siendo el Otro? ¿Qué Otro? ¿El Otro de la institución? ¿Esa institución/hospital que me ningunea y me cambio de contrato cada 3 meses? ¿Esa que me hace contratos de de 17 horas por una guardia? ¿Esa que me tendrá aquí de interino (con suerte) veinte años para al final conseguir un puesto de trabajo fijo en Grijota del Páramo? Pues claro el miedo nos vence a veces y terminas mandando balones fuera y pidiendo la hora. Esto evidentemente no nos justifica porque si algo se le puede pedir a un psicopatólogo es que tenga su cabeza medianamente amueblada y sea capaz de sobreponerse a sus miedos y hacer del Otro en la medida de lo posible. Bien sea desde una humilde honestidad para con el paciente y/o bien psicopateando y vejando a la institución (esta opción suele ser más problemática y cansina)

Paradójicamente los grandes beneficiados de estos miedos son los verdaderos canalllas, los psicópatas, los rentistas, los antisociales. Ellos en la perversión flotan con facilidad con lo cual sólo tienen que apretar los interruptores adecuados para activar el miedo del psiquiatra. Es decir, pedir informes, tener abogados, amenazar con juicios y bailar la macarena en todas sus formas institucionales. El psiquiatra intentará de todas las formas quitárselo de encima haciendo la vista gorda y cansada a los desmanes de su de más demanda. Bien pensado tiene lógica. Ante un sistema perverso el mejor adaptado es el perverso.

jueves, 8 de abril de 2010

La verdad

Cita extraída del libro:

"La verdad sobre la industria farmacéutica".


EL COLOSO DE DOSCIENTOS MIL MILLONES DE DÓLARES


-¿Qué hace el gorila de 350 kilos?
-Hace lo que le da la gana.

LO QUE VALE PARA EL GORILA de 350 kilos también vale para
el coloso en que se ha convertido la industria farmacéutica.
Está acostumbrada a hacer lo que le da la gana.

miércoles, 7 de abril de 2010

"Medicamientos"

Nuevos artículos frescos de la coordinadora no gracias:



ministra de verdulera

los lobbies de la comarca

y psiquiatría y conflictos de interés (bancario)


Si gracias a la coordinadora no gracias, que nos mantiene al tanto (por ciento) de este invento de las empresas farmaceúticas.

jueves, 25 de marzo de 2010

De los restos de Franco y otras mon"sergas"


Por todos es sabido que los regímenes totalitarios basan gran parte de su poder en una cultura del miedo y de la paranoia. Desde las escuchas y el terror del PCUS en el antiguo régimen soviético, a los asesinatos indiscriminados Mao en China, pasando por las visitas de la la SS nazi o los paseítos con la falange española. Pues bien, el miedo, el que dirán, la conspiración y el rumor totalitarista, no solo no está olvidada si no que, como retorno de lo reprimido, aparece en uno de los ejes de nuestra sociedad como es el sistema sanitario.

Todo el mundo estamos contentos con el sistema sanitario: es público y gratuito. No haremos aquí escarnio de las deficiencias en forma de listas de espera y estadísticas sesgadas. Digamos que por lo menos, ideológicamente, está bien. Pero últimamente si que se escucha cierta queja. Y tiene que ver con como funciona por dentro y como afecta esto al rendimiento. Porque si algo es un continuo problema es la capacidad de la derecha para, crónicamente, explicar que el sector privado es más rentable. Y es aquí donde entra la ley de sanidad. En España existe una ley laboral que obliga a las empresas, de alguna manera, a cumplir ciertas normas básicas en lo que es la contratación y el despido. El Estado, ahora las autonomías, pueden saltarse esa ley en lo concerniente a la sanidad. Y aquí nace el miedo.

Ustedes, ciudadanos de a pie, cuando van al hospital les atenderá seguramente un grupo de gente de los cuales la mayoría no tendrán su puesto de trabajo asegurado (aunque lleven 7 años de contratos varios), les atenderá un médico que ha firmado un contrato de guardia por un día. Seguramente verán a un chico joven de ojos pizpiretos, que todavía cree en las veleidades del sistema hospitalario, acompañado de un hombre anciano alicaído que, al borde de los 60, sigue siendo un interino. Es decir, verán un MIR con su adjunto y este último mostrará en su faz el hecho de saber que tiene menor estabilidad laboral que su aprendiz. Y en medio de todo esto verán sindicatos, listas, cadenas de sustituciones y cadenas de favores. Y el miedo. No decir nunca no a otro contrato peor. No renegar nunca de una guardia mal pagada. Ni siquiera cagarte en tu jefe de servicio porque el tampoco tiene mucho que hacer. Eso sí, si algún día consigues un trabajo fijo, cogerás una baja legendaria y te abandonarás a una desidia contumaz y arpía para hacer pagar al sistema por los años de terror y desesperación.

Claro, el público ve simplemente dos tipos de profesionales: unos indolentes pero intocables, siempre en su sitio, y otros, como su médico habitual y su enfermera, cambiando cada 6 meses y compaginando varios trabajos. Pero todo bajo el espectro del miedo en medio de una ley laboral inédita y absurda. Como colofón los poderes nos apuntan que faltan profesionales. Mentira: faltan profesionales que aguanten la vela. Tenemos un pool de profesionales mareados para que haya competencia y se maten entre ellos.

La desgracia es que uno termina pensando que la derecha tiene razón cuando apunta a privatizar la sanidad. Y es que mal que nos pese estamos en un sistema capitalista, y la existencia de la carrera funcionarial y su correlato el miedo, no hacen más que matar la plusvalía, única cosa que puede hacer funcionar las estructuras en un sistema así. Esperemos que algún día, ya abotargado y hediondo, este sistema reviente y se construya algo que tenga que ver con la gente que lo forma y con su deseo.

lunes, 22 de marzo de 2010

Depresion asintomática

Bueno. Como por fin hemos contactado con estos fenómenos, nos invitan colgar el texto integro y a trabajar con ellos en futuras publicaciones. Así que repetimos.


La Depresión Asintomática:
epidemia oculta y gran mercado sin explotar

Methodius Isaac Bonkers, MD, Investigador Principal
Bonkers Instituto para los Estudios Casi Auténticos
En los últimos años, las ventas de antidepresivos se han disparado más allá de los sueños más descabellados de la industria farmacéutica. No obstante, a pesar de los programas de cribado generalizado y agresivas campañas publicitarias destinadas a aumentar la sensibilización sobre las enfermedades mentales, un porcentaje significativo de la población permanece sin diagnosticar y sin tratar. Las estimaciones varían, pero la investigación sugiere que casi un tercio de los adultos estadounidenses nunca han sido diagnosticados de algún trastorno mental. Este segmento de la población debe ser objeto de intervención de modo que las ganancias de la industria farmacéutica pueden seguir aumentando a su ritmo actual.

Una manera de aumentar la prevalencia de una enfermedad consiste en ampliar sus criterios de diagnóstico. Al proporcionar a los médicos una lista muy larga de los signos y síntomas para evaluar (insomnio o dormir demasiado, falta de apetito o comer en exceso, llanto constante o la incapacidad de llorar, la apatía o la hostilidad, la fatiga o inquietud, y así sucesivamente), el número de posibles clientes/pacientes aumenta considerablemente. Sin embargo, una falla importante en esta estrategia es que se centra exclusivamente en los que se quejan de la enfermedad, mientras que obviando completamente a los que se sienten bien. En el presente artículo presentamos la hipótesis original de que los pacientes que se sienten bien también deben ser tratados como enfermos mentales.

¿Qué causa la depresión?
Los trastornos depresivos a menudo ocurren con la ansiedad y son una forma principal de discapacidad en los Estados Unidos. La depresión puede llegar en cualquier momento sin previo aviso. Los investigadores científicos han identificado cuatro causas principales de la depresión clínica:
1. El desequilibrio de neurotransmisores en el cerebro;
2. La desesperanza crónica generada por el trauma de la primera infancia;
3. Dándose cuenta de que nuestra vida es esencialmente absurda;
4. Catástrofe ecológica a nivel mundial de proporciones espantosos.

Otros factores que pueden desencadenar un episodio de depresión incluyen:
* Tener demasiado o no lo suficiente de algo;
* Quedarse atrapado en una situación absolutamente desesperada sin forma de escapar;
* Remordimiento, vergüenza, fracaso, decepción, dolor, pesar, sufrimiento o pérdida de cualquier tipo;
* La deficiencia de los ácidos grasos omega-3, debida a una dieta carente de coliflor;
* La infestación de plagas del hogar, tales como las hormigas, cucarachas, pulgas, etc.;
* Tuberías con fugas, desagües tapados, y otros problemas de plomería;
* Colapso económico global, la guerra termonuclear, la hambruna generalizada, el genocidio, etc.

Obviamente, cualquier persona que se siente deprimida está deprimida, pero ¿qué pasa con los que nunca se quejan de los sentimientos depresivos? Los más enfermos de nuestra sociedad son los mismos que mantienen una actitud alegre en medio de la devastación, el caos y la desesperación. Volviendo la atención al paciente que se siente bien a pesar de todo lo malo que sucede en el mundo, nos damos cuenta de algo seriamente mal con esa persona. Su condición se deriva de una cepa altamente virulenta de la depresión, que es muy difícil de detectar. Identificado por su nombre científico poena occultus (dolor escondido), la depresión asintomática es una enfermedad mental grave y persistente, que puede ser mucho más común de lo que se pensaba anteriormente. Para agravar la tragedia, en la mayoría de los casos los pacientes permanecen sin tratamiento, ya que son totalmente inconscientes de su enfermedad.

¿Cuáles son los signos y síntomas de la depresión?
Los signos y síntomas más frecuentes de la depresión clínica son fácilmente reconocidos:
* Los hombros caídos;
* El ceño fruncido;
* Incapacidad para concentrarse;
* Tendencia a ver el vaso medio vacío;
* No ha limpiado detrás del refrigerador en meses;
* Se preocupa por la proliferación nuclear, el aumento del déficit presupuestario,
el legado que estamos dejando a nuestros hijos, y otras cosas por el estilo.

Sólo un médico capacitado puede identificar correctamente los signos sutiles de la depresión asintomática:
* Las mejillas rosadas;
* Los ojos brillantes;
* El rostro sonriente;
* Optimista sobre el futuro a pesar de todas las pruebas en contrario;
* Siempre ve el vaso medio lleno;
* Dice que no le importa que el vaso contiene bacterias letales y los productos químicos tóxicos.
¿Sufren de la depresion?

El rostro alegre del paciente es un signo de la depresión asintomática.
Utilización de un mecanismo fotográfico muy sofisticado (Cámara Polaroid)
para la detección del desequilibrio-axiomático bioquímico dentro del cerebro.
El paciente a la derecha muestra signos clásicos de la depresión asintomática.

Evaluación, Diágnostico y Tratamiento
Las preocupaciones sobre el subdiagnóstico y el subtratamiento de la depresión han dado lugar a un amplio apoyo para el cribado rutinario de la depresión. Hay numerosos cuestionarios que se utilizan como instrumentos de detección de posibles casos de depresión. Arroll et al (2003) ha probado la utilidad de un cuestionario corto que consta de dos preguntas:

1. ¿En el mes pasado, se ha sentido frecuentemente triste, deprimido o sin esperanza?
2. ¿En el mes pasado, se ha sentido frecuentemente preocupado por su poco interés o placer para hacer cosas?

Un cuestionario breve y sencillo puede ser efectivo en la identificación de la depresión, pero la proporcion muy alta de falsos negativos podría poner en duda la validez de los resultados. La detección precisa de las enfermedades invisibles como la depresión asintomática se requiere el uso de un instrumento diagnóstico mucho más sofisticado que un test de dos preguntas. Es sumamente importante realizar una evaluación completa del paciente, haciéndole la siguiente pregunta:

1. ¿Se siente usted deprimido?

Un cuestionario que consta de una sola pregunta puede simplificar la detección de la depresión, para facilitar tanto el diagnóstico como el tratamiento del paciente. Si el paciente responde afirmativamente a la interrogación, el doctor puede diagnosticar la depresión clínica y comenzar el tratamiento apropriado. Si el paciente responde negativamente, el médico puede diagnosticar la depresión asintomática y comenzar el tratamiento apropriado. En cualquier caso, no importa si el paciente responde Sí o No, los protocolos médicos exigen el tratamiento farmacológico inmediato, ya sea con un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS), como la fluoxetina, o con un inhibidor de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN), como la duloxetina.

Los antidepresivos ISRS y IRSN son igualmente eficaces para todos los tipos de depresión: mayor; leve; moderada; severa; grave; clínica; crónica; melancólica; resistente; recurrente; recidivante; neurótica; endógena; refractaria; reactiva; distímica; ciclotímica; atípica; ansiosa; mixta; enmascarada; otoñal; subumbral; subsindrómica; asintomática; y por último, pero no menos importante, la no-especificada (categoría residual reservada para pacientes con síntomas depresivos sobre los que hay una información inadecuada o contradictoria, o pacientes con signos y señales de depresión que no cumplen con los criterios diagnósticos necesarios para establecer el diagnóstico de un trastorno depresivo).

Aunque su mecanismo de acción preciso es desconocido, los antidepresivos parecen aliviar los síntomas depresivos a través de un efecto placebo activo. Debido a los frecuentes efectos secundarios, tales como el insomnio, el mareo, el nerviosismo, la irritabilidad, la debilidad, la impotencia y la incontinencia, los pacientes están convencidos de que el medicamento posee poderosas propiedades neurofisiológicas, que de alguna manera les ayuda a sentirse mejor.

En cuanto a la depresión asintomática, los antidepresivos tienen un efecto paradójico. El paciente se siente bien antes de tomar la medicina, pero luego empieza a sentirse deprimido, como consecuencia de las múltiples reacciones adversas, que van desde diarrea, boca seca, fatiga, vómitos y náuseas, hasta palpitaciones, convulsiones, alucinaciones, ansiedad, dolor de cabeza y temblores. Tipicamente, la angustia emocional se aumenta a medida que disminuye la salud física; una señal inconfundible de que el tratamiento está funcionando bien. Una vez que la depresión asintomática se cura por completo, el médico puede diagnosticar el trastorno depresivo mayor, y comenzar el tratamiento indicado para el paciente.


Referencias:

Arroll B, Khin N, Kerse N. Pesquisa de la Depresión en Atención Primaria con Dos Preguntas Orales. Estudio Transversal. British Medical Journal, Vol. 327, No. 7424 (15 Nov. 2003), pp. 1144-1146.

Ayd, FJ. Recognizing the Depressed Patient [reconocer al paciente depresivo]. New York, Grune & Stratton, 1961.

Bentall RP. A proposal to classify happiness as a psychiatric disorder [clasificar la felicidad como trastorno mental]. Journal of Medical Ethics, Vol. 18, No. 2 (June 1992), pp. 94-98.

Regents of the University of Michigan. Más que tristeza: uniendo la separación entre los síntomas emocionales y físicos de la depresión. Ann Arbor, MI, 2002.


Véase también: Entrevista con Guillermo Rendueles, psiquiatra y ensayista.


© 2010 Bonkers Institute for Nearly Genuine Research

miércoles, 17 de marzo de 2010

lalengua es tu padre

Hoy en el seminario "Introducción al método psicoanalítico", releyendo el libro del mismo nombre de Jacques Alain Miller, el gran Pepe Eiras nos ha regalado unas perlitas de su propia cosecha.

Procedo y reinterpreto las palabras de Pepe:

Para el psicoanálisis lacaniano, detrás de toda la trama del Edipo y de la tontería de nuestro padres esta la lengua. Jodidos y condenados estamos abocados a hablar, en un principio, de nuestros papas. El análisis es hablar de nuestra historia y de nuestros padres en un afán por resolver la lógica de nuestro propia inconsciencia. Después de este pasaje parlante, entrañable y soportable esta el lenguaje. Este no es tan soportable. Este cae como un jarro de agua fría sobre un animal humano que al principio sólo entiende de cosas que dan placer y otras que menos. El resultado somos los neuróticos.

Todos construimos la lengua porque ninguno hablamos la misma totalmente. Nos enamoramos y enganchamos de algunos que creemos que comparten signos de goce y significantes de nuestro deseo. Y desde ahí vamos tirando. Pero al final estamos siempre solos con la lengua. Lalangue que decía Lacan. El arbitario sistema de código por el que creemos construir una identidad. Esa especie de injerto de palabras sin sentido en la cabeza.

Esas cosas pasaron hoy.

lunes, 15 de marzo de 2010

Depresion asintomática

Unos tipos muy majos y con una sorna espectacular han hecho un comment de una entrada antigua. Como no responden a mis mails, voy a poner el enlace.

http://www.bonkersinstitute.org/asintomatica.html

Tienen muchos más artículos como este sobre enfermedades inexistentes y estudios demenciales. No duden en visitar esta la página