Este año voy a explicar, en una suerte de breve análisis estructural, por qué funcionan estas jornadas y por qué cada año cuenta con más seguidores y asistentes.
En primer lugar, la Otra está diseñada por un grupo de amigos. Un grupo de amigos amantes de la psicopatología, la filosofía y del psicoanálisis. No hay estatutos, no hay fundación ni un ambicioso objetivo político-asistencial. No queda mucho espacio en este contexto para las intrigas, las corruptelas y los intereses cruzados.
En segundo lugar, la Otra siempre alberga un lugar para los nuevos. Los mires y pires de psiquiatría y psicología tienen la oportunidad de exponer sus primeros trabajos resultado de sus estudios. Ningún laboratorio les va a hacer los powerpoint (de hecho no suele haber powerpoint ni laboratorios).
Por último, La Otra siempre acoge entre sus invitados a gente con saberes de otro orden. Hemos escuchado a lingüistas, poetas, escritores de novela negra, filósofos y artistas plásticos dar la réplica a los habituales psiquiatras, psicólogos y psicoanalistas en debates que han quedado para el recuerdo.
En definitiva, la Otra esta diseñada para eso. Para que sea otra cosa.
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