No hay Moranco
bueno
Quizás deberíamos
ir echando la reja. Cerrar todo esto. Asumir nuestro fracaso y mandarlo todo a
la mierda. Poner el cartel de “se vende”. Anunciarlo en internet. Vender boli
Bic y regalar un país. Por país me refiero a España, no al periódico otrora
(qué buena expresión otrora, y se está perdiendo) conocido como “ABC”. Esto ya
no se puede remontar. Reconozco que fui uno de esos ilusos que pensó que se
podía. Me creí al PP cuando decían aquello de “en la buena dirección”.
Estábamos llegando al punto necesario. El de la autodestrucción. Es muy simple,
para construir algo antes tienes que destruir lo anteriormente construido.
Volver a convertirlo en un solar y ellos lo estaban haciendo. Cada vez que les
veía robando con sus pulseritas con la bandera de España algo se removía en mis
adentros. Decía “ahí va un patriota”. Alguien que por fin ha entendido de qué
va esto. No robaban para lucrarse, lo hacían por España. Qué cojones, ESPAÑA. En mayúsculas y negrita. Que se
note que en nuestro imperio no se ponía el sol. Me dolían las manos de aplaudir
cada martillazo en un disco duro. Cada tarjeta black. Cada volquete de putas. Y
lo tuvimos en la yema de los dedos. Casi un año sin gobierno, la oportunidad perfecta.
Sin nadie que nos dijese lo que teníamos que hacer. Era el momento de
construir, de rehacer España (perdón, ESPAÑA).
Y, de repente, al igual que Carrero Blanco, nuestra oportunidad de oro se nos
fue volando. Venezuela. Recuperación económica. Ciudadanos. Farlopa.
Falangipsters. Susana Díaz. Susana Griso asustando a viejas. Un día nos
acostamos pensando que Pdro Snchz era un mediocre de derechas y al día
siguiente era nuestro puto Madiba. Cómo nos la jugaron. Nos pusieron el
caramelito en la boca y nos lo quitaron en el último suspiro.
Sé que todo esto de
cerrar el chiringuito puede sonar a locura, pero hacedme caso, es la salida más
digna. Es una ocasión de acabar con esta farsa. De acabar un poco en alto.
Vender un país lleva un tiempo y eso nos da un margen. Podemos aprovechar para
hacer una gran gira de despedida por toda Europa: “ESPAÑA, gira tributo”. Con actuaciones musicales de Ramoncín,
Alaska, Loquillo, Marta Sánchez, Nacho Cano (si es que sigue vivo, la verdad es
que no tengo ni idea), Sonia y Selena, Javián de OT1, David Civera, monólogos
de Felisuco, los Morancos, el rubio de Cruz y Raya, y acabar con un apoteósico
speech de M. Rajoy mientras tira whisky al público en homenaje a Rita Barberá. De la
coca se ya encargaría Albert. Sería lo mejor que
les enviaríamos a nuestros vecinos europeos desde la gripe española del siglo
XIX. Para lo que nos queda en el convento, cagarnos dentro.
Pero no
solo tendríamos la posibilidad de despedirnos hacia fuera, sino también hacia
dentro. Entre compatriotas. Cambiar el significado de todos los símbolos. Que
el puño en alto sea de fachas y el brazo estirado de izquierdas. Republicanos
defendiendo la bandera del pollo y falangistas la tricolor. Follarnos las
mentes a nosotros mismos. Organizar una gran fiesta de disfraces. Que los
independentistas pasen a defender la unidad de ESPAÑA y los “unionistas” la independencia de Cataluña. Tampoco
sería un gran cambio, solo serían unos fachas disfrazados de otro tipo de
fachas. Si Puigdemont hubiese nacido en Torrejón de Ardoz estaría por ahí
diciendo que referéndum sí, pero que voten todos los españoles (yo todavía sigo
indignado porque no nos dejasen votar en el que hubo hace unos años en
Escocia). Marta Sánchez cantando Els
Segadors. Ahí, sin pedir perdón.
En definitiva,
una enorme macrofiesta en homenaje a lo absurdo de nuestro país, a lo que hemos
construido; a la herencia recibida. Algo lo suficientemente estúpido y carente
de sentido, que quizás a base de disfraces consiguiese que unos cuantos se
quitasen las caretas. Mostrar la estafa construida a base de etiquetas. Unas
etiquetas que nos limitan y nos conducen hacia el pensamiento único, basado en
la estúpida idea de “eres esto así que, tienes que significarte y apoyar todo
lo que salga de esta manera de pensar”. O lo que es lo mismo, “deja de pensar,
que ya lo hace tu etiqueta por ti”. Una retirada a tiempo, puede ser una
victoria.
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