martes, 25 de enero de 2011

las escuelas de psicoanálisis

Como ya hemos comentado en alguna ocasión, uno de los síntomas del psicoanálisis es su continua tendencia a la disgregación y a los enfrentamientos políticos entre sus seguidores. Es casi una tradición que viene desde Jung y Adler y nos lleva de la mano hasta Anna freud, Melanie Klein y Lacan. Con Lacan el síntoma alcanzó cuotas deliroides al ser Lacan excomulgado y posteriormente ser Lacan quien disolvía su propia escuela en varias ocsiones. Hace unos años, como eterno retorno de lo reprimido, se encharcaron durante una época los divanes de Francia y España a raíz de la escisión entre los "Miller" y los "Soler". Recuerdo incluso, con ojos de principiante anonadado, como viejos colegas se retiraban el saludo, las gracias y los porfavores. Los que empezabamos en esto, estupidifactos y ojipláticos en su mayoría, seguimos el camino que nos tocó en función de nuestro analista y de nuestro síntoma. Es decir, algunos optaron por seguir fielmente la corriente de su analista y otros decidieron seguir con su analista estudiando en la otra corriente. Los más tarados decidimos  intentar estar en las dos y alternar participaciones y eventos  para al final doblar y decidir por alguna en concreto.
Y es como decía Lacan los peores analizantes somos los psicoanalistas. La gente "normal" llega a un análisis resuelve sus dramas y se va a  seguir su vida con alegría. Los psicoanalistas no. Nos quedamos ahí toda la vida y hacemos de nuestro fin de análisis un neverending en el cual nuestro síntoma se enlaza con la escuela. Eso hace que cualquier cosa política, imaginaria e intersubjetiva alcance el caracter de fanstasma, síntoma, falta de ética, mal de fin de análisis y demás asertos técnicos peyorativos. Y es lógico, si después de pasear tus fantasmas, asumir lo acéfalo de la pulsión, hacerte uno con tu síntoma, saber que no hay verdad , sabre que el Otro no existe, decides seguir dándole vueltas es que estas fatal. Que hay algo en tu síntoma incoercible que te llama a hacerte un Otro a medida y que este Otro sólo puede estar en el psicoanálisis. Es por eso que cualquier conmoción política en el seno de una institución psicoanalítica a veces alcanza el rango de insulto personal, puesta en duda y separación, aunque teóricamente no exista una gran rivalidad.

Mejor explicado está por  Marité Colovini en un reciente artículo en el blog red de psicoanalsitas:

"Si hay un real que afecta al psicoanálisis mismo, que hace por ello a su intransmisibilidad, que horada cualquier pretensión de pensamiento, discurso o enunciación única, que instala la lógica del no-todo para hacer de límite al Todo, que acecha a cualquier intento de armonizar y borrar lo que se sostiene de un malentendido fundamental, es porque el psicoanálisis apunta a otra cosa que a una ilusión…..o que al “opio de los pueblos”.



La religión y la ciencia son bordes por los que transita este campo que Lacan quiso que se llamara lacaniano; y la segregación, uno de los puntos de fuga de los agrupamientos de analistas, aún de aquellos que se llaman Escuela".

4 comentarios:

  1. Para esto la ironía Marxista viene muy bien :
    "Les ruego que acepten mi dimisión .No me interesa pertenecer a ningún club que quiera contarme entre sus miembros."
    Un abrazo Javi , muy bueno.

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  2. ZZZZZZZZZZZ..eheh qué coño pasa ? Ah sí sí .excelente blog. Sigue así.
    Jaques Charlacán, psiconauta gabacho

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  3. "sabre que el Otro no existe" (sic), quizas algun dia, jeje keep on walking

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