Cuarto año de residencia o la fase de ¿por qué no usarlos?
Atravesado el Aqueronte de las dudas y colindando con cierta soltura en el manejo, en el cuarto año uno se plantea ciertas escaramuzas, no ya de defensa, sino de avanzadilla. Al fin y al cabo los representantes de laboratorio aparte de ser majos vienen a informar. Entonces pues que informen. Me pasé este año pidiendoles estudios, revisiones, articulos a cada cual mas imposible. Verificaciones científicas del psicoanálisis (con dos cojones), metanálisis de las psicoterapias, revisones sobre el sindrome metábolico por antipsicóticos y así hasta el infinito de todas las cosas cuya búsqueda me habrían robado mucho más tiempo que el que me robaban las visitas de estos amables fenicios. Curiosamente a algunos de ellos ya no les rentaba la visita, otros paradójicamente empezaban a hacerse el loco y el sueco y otros, superyoicamente eficientes, veían mi visita como un exámen a postergar.
En esta época, próxima ya la consagración al universo de los adjuntos, comenzaron a caer veladas ofertas. Frases cazadas al vuelo a la salida de la visita o comentarios que se deslizan al pagar un café. "Cuenta con nosotros para lo que quieras", "cualquier cosa que necesites ya sabes donde estamos" o "ya si eso yo ya con lo que sea". Me acuerdo un colega también psicoanalista situado en un centro de salud con gran demanda y por tanto prescriptor de referencia en la ciudad, que un día se encontró con el monstruo así de cara y sin querer. Acudieron a visitarle la representante y la jefa de la representante (este tipo de situaciones son extra-cómicas y dan lugar a mil anécdotas). Le presentaban un nuevo AD y al final le hicieron la consabida "para lo que usted quiera". El, úfano y amante del buen humor, les dijo "ah si, un coche nuevo". Para su sorpresa la jefa explicitó: "no se ría, todo se puede hablar". Este es el monstruo. Esta, para mi, es la delgada linea roja demonio. Se puede jugar a esta tontería hasta que un día te ves obligado a recetar algo. En esta situación es donde se abre todo el abánico ético y los diferentes posicionamientos a tomar respecto de los laboratorios. Para evitar este momento se puede, por ejemplo, no hablar con ellos. O recibirles a todos juntos con todos los psiquiatras (se hacía antiguamente). O hablar sólo de los nuevos productos. O hablar e ir a conferencias pero no aceptar invitaciones. O hablar y que paguen los congresos pero el viaje no. O el viaje si pero en turista. O la estancia si pero un motel. Mil opciones y cada uno con su conciencia y con su responsabilidad. No creo que haya una fórmula correcta, pero cada uno sabe cuando esta recetando sin pensar en el paciente. Es verdad que el inconsciente es traicionero y que la publicidad vive del inconsciente pero también es verdad que llevo años viendo anuncios de BMW y nunca se me ha pasado por la cabeza comprarme uno ni pedirselo a un laboratorio.
A dia de hoy apenas me visitan los laboratorios. Supongo que no estoy en un lugar que les rente. También supongo que se cansaron de mis gilipolleces. Eso si, cuando me les encuentro no dudo en pedirles información, un libro o que me paguen un curso de psicoanálisis. Que menos. Básicamente les insto a que suelten todo su dinero. Que me lo den a mi o la asociación de familiares de pacientes x o al grupo de estudios z. Bueno he de decir que estas psico-patadas me las permito porque ahora pasan de mi, pero después de años de dudas y reservas morales he llegado a la conclusión de deberiamos sacarles todo el dinero posible y redistribuirlo en beneficio de los pacientes y familiares y, por que no, de nuestra formación.
Hasta aquí mi experiencia. Por supuesto errada como todas y todavía en la carpeta de las cavilaciones.
Espero que anime un debate más amplio que no sea solo el si o el no.
Había una vez un médico...
Hace 2 días
Pues que te digo.....que debes de dormir a piernaca suelta, y que eso no hay dinero que lo pague. Sabrás que por supuesto, como todas las opciones complejas y sufridas, es minoritaria (creo). En mi gremio es exactamente igual pero en plan pobre. No hay farmaceuticas, pero si procastinación y parecer que trabajamos. Las terapias se alargan por el bien del paciente. Se trabaja con los niños, cuando en realidad habría que trabajar con los padres, se habla de la técnica para poder aplicarla y que la cosa rule, se llenan las consultas a base de tener a la gente durante meses y danto altas y bajas (oiga...), en definitiva, es preferible hacer malos trabajos para que las sesiones y el tiempo pase. Yo obviamente he optado por lo de la piernaca suelta y eso tiene y ha tenido que ver con mi dispersión profesional o al revés mi dispersión profesional ha tenido que ver con poderme permitir hacer mi trabajo lo mejor que creo o que puedo, no se.
ResponderEliminar¿Es facil separar lo que a uno le pasa, las circunstancias que uno tiene, momento a momento, de las decisiones que uno toma. A mi me parece que no. Un primer paso es ser consciente de ello, cosa harto complicada (creo).
Muy buena la serie de entradas.
Un abrazo.
Gracias Jesus. Me quedo con el apunte. Nunca había pensado que los psicólogos tenían estas otras cuitas....
ResponderEliminarla clave es dormir bien tu lo has dicho. si andas dandole vueltas es que no afinaste.
abzs
Quiero más!!! O me das más o no te estoy!!! La historia tiene que continuar, te conmino, te exhorto, te exijo que continúes la historia. Se te da mejor escribir sobre ti que sobre personajes de ficción (no siempre, ok). Podrías escribir sobre eso de estar en dos escuelas y salir vivo de ahí, sobre tu experiencia dando charlas sobre el dolor, sobre lo bien que sienta invitar a unos catalanufos a pulpo a las 11 de la mañana; no sé chico, continúa!!! Estás que te sales!!!
ResponderEliminarbks!!
gracias Raul, tuuuu no tuuu tuuu, que me quieres bien. lo de las escuelas fue puntual y no da para nada. lo de la charla de dolor es simplemente como cuando Bunbury no encuentra el público adecuado.....
ResponderEliminara ver si hay debate y nos animamos a seguir
abzs
Yo tengo una anécdota pelín larga: soy psicólogo PIR, y unos 3 años después de acabar, como tenía una novia psiquiatra acabando r4, pues le cayó un "congreso " en Brasil (escuchar una tarde el lavado de cerebro, y de resto fiesta, cenorrios, samba en Bahía...). total, que me saqué un billete y me colé ya en el bus del aeropuerto en Salvador: al tipo del lab no le salían las cuentas así que confesamos en secreto por lo bajini, y de ahí fueron 5 diás de chupar del bote. Lo curioso fue cuando un par de psiquiatras averigüaron que yo NO era médico: montaron un pollo bestial aunque a esas alturas a ver quíen me echaba de allí. La fantástica mente humana: si divides el mundo en Nosotros (los subvencionados oficiales) y Ellos (El en este caso: el psicólogo jeta con churri psiquiatra), hay quien de pronto se vuelve ¡defensor del balance de gastos del laboratorio! (en vez de remordimientos, resentimientos, y eso que había corrupción de sobra para todos). Vamos, que si uno no se cuida acaba haciendo de la voz de su amo.
ResponderEliminarConciencia, supongo, pero de la del darse cuenta, como apuntas.
que grande Gustavo...jaja, que sepas que en Villacián -Valladolid si no invitaban a los psicólogos no ibamos....para que veas como se pueden ver las cosas de diferentres maneras. por supuesto los del laboratorio no decían ni Pamplona, Por supuesto claro el jefe del area era el priemro en secundar la idea lo cual dinamitaba el debate y a los animadores de pollos..
ResponderEliminarabzs
Ah Gustavo, lo que les jodió a los tipos es que tuviesen a un psicologo beneficiandose de una posible, que en estos eventos ya se sabe.
ResponderEliminarEl detalle es que eran señoras (y así, de cierta edad; ninguna resi sería capaz creo), pero siempre pudiera o pudiese ser...
ResponderEliminarPara el debate puro: sólo conocí una psiquiatra en 7 años de pública (2 hospitales de los grandotes) que directamente los castigaba (a los visitadores) a esperar a que hubiera acabado todas las visitas...Pero no se cortaba un pelo de pedir (y sacarles) $ para congresos y luego entre ella y otra cambiaban dos dobles en Londres, Praga o Estocolmo y alquilábamos un estudio grande en el centro, sacaban bolsa para billetes baratos, e íbamos 2/3 psicólogos, un mesto y tb el enfermero (que todos habíamos participado en los estudios que llevábamos): un uso equilibrado y equitativo, creo, de cooperativa. Y hasta íbamos a las ponencias, oye (sin pasarse, que la mayoría son un tostón: otro tema que cunde).
guau!!! gustavo.....incredible!! que grande.
ResponderEliminarpongame a los pies de su señora
Durante mucho tiempo tuve una postura similar: no les creía nada, les criticaba mucho y les recibía poco, pero aprovechaba lo que podía, algún congreso, muchos libros, muchas comidas, dinero para pagar parte de algún master... Lo normal.
ResponderEliminarPero me temo que podemos dudar todo lo que queramos de la moralidad de las empresas farmacéuticas, pero no deberíamos dudar nada de su inteligencia y visión comercial.
Es decir, llevarme a mí, un vulgar psiquiatra de provincias de lo más anodino, a un congreso nacional les salía 600 euros de inscripción, más 150 de avión, más 450 de hotel, pues 1200 euros, comidas y cenas aparte... ¿Y eso me lo regalaba la industria que no se daba cuenta de lo listo que yo era, que no me conseguían influir en nada?
Entonces me empecé a fijar cómo me costaba recetar el genérico del antipsicótico que llevaba el tipo tan majo que me había llevado a cenar la noche antes, o cómo mandaba el antidepresivo del tipo que me había conseguido ese libro tan caro, en vez de mandar un antidepresivo más barato, más conocido e igual de eficaz.
Y entonces me di cuenta de que trabajaba para el Sistema Nacional de Salud, y me pagaban entre otras cosas, por gestionar eficazmente sus recursos para mejor tratar a mis pacientes, los de ahora y los de mañana. Y me di también cuenta de que si no puedo ir a tal congreso porque es caro, pues no voy. Ya me documentaré con los artículos o libros que salgan de interés de esos temas. También me gustaría tener una casa de 500 metros cuadrados, pero no me la puedo permitir y no pasa nada.
Así que ahora: no los recibo, no pido libros, no voy a congresos si no me los puedo pagar yo (vamos, casi nunca si no son en Canarias, costes de la insularidad y el clima tropical), no pido financiación para cursos de ningún tipo, no voy a cenas ni eventos lúdicos si los patrocina o financia un laboratorio, no acepto regalos que traigan, ni bolis, ni pendrives, ni artículos, ni nada de nada... Y cuando me paran y me ofrecen algo (cada vez menos) les digo: no, gracias, ya no recibo visitadores. He reflexionado.
Y algunos compañeros me miran raro, pero yo me veo mejor.
Un abrazo.
Gracias opr el comment Jose. Mew parece bien que hagas así, la verdad es que se solucionana todas las posibles dudas de un plumazo. Aun así no estoy de acuerdo en que tengamos que ser los trabajadores quienes gestionamos el sistema sanitario. es perverso que el estado pacte con las farmaceuticas unas cosas y luego nos diga a nosotros que tengamos cuidado con el gasto. Es como comprar un karasnikov a tu hijo y luego indignarte porque lo dispara.
ResponderEliminaren fin.
abzs
Una pregunta a los presentes: si uno decide sólo recetar genéricos ¿cómo averigüan Ellos qué receta cada uno? Porque la psicopatada es fácil: te saco la pasta o equivalentes (¿en beneficio indirecto del paciente, a lo Robin Hood?) y tú te la comes doblada (en mi época el rumor aparentemente verídico era que a través de las farmacias de la zona se averiGüaba una estimación, se decía que desglosada por colegiado; no sé si es real-tenebroso o paranoide o simplemente fantasioso).
ResponderEliminarCuriosidad sobre los mecanismos de Big Pharma...
un saludo
No obstante y sobre la dinámica que José menciona (y ese inconsciente de Jony) y por tanto la dificultad intensa de ese ejercicio de depredación y boicoteo que mencioné:
ResponderEliminar"La reciprocidad es una regla humana incorporada a todas las culturas y que procede supuestamente de una ventaja evolutiva notable: permite la división del trabajo, el intercambio de bienes y servicios, y la creación de estructuras de interdependencia que une a los individuos en unidades mayores y más eficaces. El grupo presiona a los miembros a cooperar entre sí amenazando con una pérdida de reputación al que no colabora; así que todos nos sentimos obligados a devolver (eventualmente) los favores recibidos (en otros términos, el altruismo recíproco / justicia que comentaba Haidt). Inclusive nos sentimos obligados a recibir (sin esto, la regla sería débil y su sentido evolutivo frágil).
La variante más simple es ofrecer algo y posteriormente pedir algo más a cambio (un clásico de voluntario de cruz roja regalándote un pin y luego pidiendo una contribución voluntaria; o de primera visita al dentista: ¡revisión sin coste!; o muestras gratis de queso en el súper). La fuerza de esta tendencia es independiente de si nos cae bien o no el dador-peticionario. Además, cuanta más sorpresa hay en el regalo, o en la petición, parece haber mayor respuesta favorable (nos cortocircuita la capacidad de convertir lo automático en reflexión).
Un problema muy relevante [...] aparece, p.e., cuando los médicos reciben regalos de los laboratorios (en USA al menos, parece ser además que los psiquiatras son los especialistas con mayor valor de regalos recibidos): se entra en la dinámica tanstaafl (there ain't no such thing as a free lunch). Esto influye notablemente en los hábitos de prescripción como muestran varios estudios relevantes (ver revisión http://nofreelunch.org/requiredinfluence.htm) y como deben tener bastante claro los laboratorios (su gasto, como empresa, necesariamente ha de ser es una inversión dirigida a aumentar los beneficios); en el Johns Hopkins ciertos regalos han sido prohibidos como muestra de lucha anticorrupción, aunque como bien critica el Carlat Psych Blog, es más marketing cosmético que control real."
De Psicoseando: influencia I - reciprocidad.